Acabo de volver a casa del instituto, me siento a descansar unos minutos antes de ponerme a corregir exámenes. Ha sido un día extraño, era la primera vez que me encontraba con la situación qué os voy a contar en un aula.
Acababa de empezar la clase, hoy tocaba seguir con el balonmano, así que tras realizar el calentamiento, he propuesto una actividad de pases y fintas. La clase transcurría con normalidad, los alumnos más aplicados realizando un buen ejercicio y sin necesidad de corrección, mientras que los menos dotados físicamente, sufrían un poco más y necesitaban mi ayuda para lograr el objetivo. He observado algunas risas desde un par de alumnos, supongo que les resultaba gracioso ver a Agustín realizar sus peculiares fintas, más propias de un bailarín que de un jugador de balonmano, pero no le he prestado demasiada atención.
Después, ha continuado la clase con una serie de partiditos entre los alumnos, y aquí si que se ha liado la cosa. Las risas anteriores, se han multiplicado, y han formado un grupo de 5 alumnos que no paraban de reírse de Agustín, sin disimular, intentando humillarlo, hasta que lo han logrado y se ha puesto a llorar. La verdad es que yo no he estado hábil, debí haber parado eso antes, porque vi las primeras causas de la situación, pero no le di demasiada importancia. Creo que la situación me ha desbordado, me he llevado a los 5 entre gritos a mi despacho, y allí me he puesto muy agresivo verbalmente con ellos, supongo que demasiado. Era la primera vez que era testigo de un acto de esta magnitud, han hecho llorar a un chaval de 16 años únicamente burlándose y riéndose de él, algo normal en niños de 8 años, pero no me esperaba encontrarme esto en chavales de esta edad. Al finalizar la charla, he ido a hablar con el director y le he contado lo sucedido, y hemos decidido que mañana hablaremos individualmente con cada uno de los protagonistas de la situación.
También me gustaría hablar con los amigos de Agustín, ellos sabrán que sucede y si es algo habitual en otras clases, y si es así, deberemos tomar cartas en el asunto, porqué esto no se puede permitir.
José Rico
Dejando un poco a parte el trabajo como tal, propongo que utilicemos estos relatos, para realizar reflexiones sobre estas situaciones que en un futuro no muy lejano, nos podemos encontrar en el aula.
ResponderEliminarSería interesante comentar como actuaríamos, sabiendo que tenemos muy poca experiencia, si fuéramos nosotros el profesor que cuanta la historia.
Desde mi modesto punto de vista, pienso que el profesor debe actuar rápidamente ante cualquier situación de estas características, evitando que el problema vaya en aumento, por lo que este docente debería haber llamado la atención a los alumnos cuando observa los primeros signos de este comportamiento. Si tras el toque de atención sigue el mal comportamiento de los alumnos, se les manda un trabajo relacionado en este caso con el bullying. Además de esta actividad, se habla con el tutor para en las sesiones de tutoría se lleve a cabo una tarea de cambio de roles en la que estos alumnos acosadores se pongan en la piel del alumno acosado.
Espero vuestras aportaciones a mi comentario y a al relato.